domingo, 23 de agosto de 2015

LOCA ACADEMIA DE POLICÍA




¿Quién no la ha visto alguna vez por la tele de pequeño? Todos sabíamos que había varias pelis de Loca Academia de Policía, ¿cuántas? Muchas, daba igual, el rato era pasar un buen rato delante del televisor echándose unas risas. Eran (son) siete, de momento (porque parece ser que hay planes de futuro) y a ellas se añadían dos series de televisión, una de dibujos animados y una de imagen real a modo de continuación de la saga. Pero la original, la que probablemente todos hemos visto y disfrutado nació en el año 1984. Ahí comenzó todo...




Pongámonos en situación. En una gran ciudad de los Estados Unidos, bien podría ser Nueva York, una recién llegada alcaldesa, Marie Sue Beal, cambia todos los parámetros de ingreso para la Academia de Policía de la ciudad. Desde ese momento el peso, la fuerza física, la estatura, la edad, etc. no serán obstáculo para alistarse a la Policía. Naturalmente, una fauna de lo más variado se presenta ante las puertas de la Academia de Policía Metropolitana para recibir su instrucción y, naturalmente, los viejos mandos no están precisamente muy contentos con ello. El Jefe de la Policía, Henry Hurst (George R. Robertson) está que se sale de sus casillas al ver lo que está llegando a la Academia y encarga al buenazo del Comandante Eric Lassard (George Gaynes) que realice una purga entre los nuevos cadetes para "invitarlos" a que se larguen de allí. En otras palabras que se den cuenta que aquello no es lo suyo y, en definitiva, que el proyecto de la alcaldesa es un fracaso. El Comandante Lassard, sin embargo, no está muy por la labor de hacerle la vida imposible a nadie, pero aquí es donde recoge el testigo el segundo al mando de la Academia, el Teniente Tadeo Harris (G.W. Bailey), que será el instructor de los nuevos cadetes, a los que tratará de hacer la vida de cuadritos desde el primer día. Pero... ¿quiénes son los nuevos reclutas?

Sin duda, el primero y más destacado de todos es el inolvidable Carey Mahoney (Steve Guttenberg) un aparcacoches rebelde y continuamente metido en líos al que al que el viejo amigo de su difunto padre, el Capitán Reed (Ted Ross) se ha cansado de sacarle las castañas del fuego, así que le da dos opciones: o se va a la cárcel ha pagar todas sus gamberradas, o ingresa en la Academia de Policía. Mahoney lo ve claro: ingresará a la Academia, sí, pero desde el minuto uno va a trabajar intensamente para que lo expulsen de allí. No sabe el ingenuo muchacho que el Capitán Reed se ha encargado de pedirle personalmente al Comandante Lassard que Mahoney permanezca en la Academia contra viento y marea. Y el viento y la marea de Mahoney lo pagará, en bromas pesadas, su instructor, el Teniente Harris. 


Tenemos también al inolvidable y no menos gamberro Larvell Jones (Michael Winslow), a quien Mahoney conoce en una comisaría cuando está detenido y del que se hace inmediatamente amigo. Los dos irán de la manita a la Academia, donde Jones podrá poner en marcha su principal habilidad, imitar todo tipo de ruido con su propia boca. No menos singular es Eugene Tackleberry (David Graf), un vigilante de seguridad loco por las armas que ingresa a la Academia para poder dar rienda suelta a su afición por la artillería. También tenemos a la atractiva Karen Thompson (Kim Cattrall), a la que Mahoney echa el ojo desde el primer minuto, o al florista fortachón Moses Hightower (Bubba Smith), capaz de volcar un coche sin más ayuda que sus propias manos. Junto a ellos el tímido gordete Leslie Bárbara (Donovan Scott), un dependiente de una tienda fotográfica al que los macarras le hacen la vida imposible; el latin lover Jorge Martín (o George Martin) (Andrew Rubin), el desastrosamente gafe Douglas Fackler (Bruce Mahler) la aparentemente tímida Laverne Hooks (Marion Ramsey) o los dos típicos pelotas y lameculos de Harris, Chad Copeland (Scott Thompson) y Kyle Blankes (Brant Van Hoffman). Toda una pandilla de lo más variado que pondrá patas arriba a la Academia y que convertirán la instrucción que pretenden darles Harris y su segunda, la atractiva Sargento Debbie Callahan (Leslie Easterbrook) en un verdadero circo, en un cúmulo de divertidos desastres. 


Sin duda, la película es la comedia familiar por excelencia, con sus gracias para pequeños y para no tan pequeños, sin llegar nunca a ser soez, y eso es lo que ha hecha de ella uno de los clásicos de la comedia por excelencia. Su estreno fue un verdadero éxito y muy pronto sus personajes se convertirían en mitos, sobre todo el fanático Tackleberry, el ruiditos Jones o el forzudo Hightower, a los que veríamos repitiendo sus papeles en las posteriores entregas de la saga. Esta película marcó el inicio. Su estructura es bien simple: los cadetes son verdadero desastre a la hora de la instrucción, están más preocupados en pasárselo bien o en devolverles las perrerías a sus instructores (sobre todo Mahoney) que en esforzarse por lograr sus objetivos, pero poco a poco se van superando y, al final, cuando estallan fuertes disturbios en la ciudad y nuevos chicos se ven metidos de lleno en el pastel, pronto demuestran que se las pueden apañar para salir adelante entre todos. Aunque, por el camino, más de uno se llevará un buen susto.









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