miércoles, 26 de agosto de 2015

LOCA ACADEMIA DE POLICÍA VI: CIUDAD SITIADA


En 1989, cómo no, llegaba la siguiente entrega de la saga, sin siquiera un año de descanso entre uno y otro filme. Y, aunque parecía que con la cuarta entrega y el epílogo de la quinta el tema estaba ya agotado, aún había espíritu para hacer salir a la luz una sexta entrega bajo la dirección de Peter Bonerz: Ciudad Sitiada. 



Una ola criminal asola la ciudad, especialmente el distrito bajo control del Capitán Harris (G.W. Bailey), que al no poder hacerse con el mando de la Academia se ha independizado y ahora, de nuevo, está al frente de una Comisaría. Cómo no, con su lameculos particular, el Teniente Proctor (Lance Kinsey) a su verita. Las cosas se salen de madre y el Alcalde (Kenneth Mars) y el Jefe Hurst (George R. Robertson) piden ayuda al Comandante Lassard (George Gaynes) y a sus chicos y chicas para colaborar y poner a los criminales tras las rejas, para gran disgusto de Harris, que creía haberse librado de la pandilla para siempre. Lassard, en efecto, se presenta en el distrito de Harris con su equipo: los Sargentos Jones (Michael Winslow), Tackleberry (David Graf), Hooks (Marion Ramsey) y los Tenientes Callahan (Leslie Easterbrook) y Hightower (Bubba Smith) repiten papel, y con ellos se recupera el personaje del Sargento Fackler (Bruce Mahler), al que no habíamos visto desde la tercera peli (brevemente) y regresa más gafe que nunca y el Sargento Nick Lassard (Matt McCoy), al que en la peli anterior habíamos visto como policía en Miami y que ahora, por lo visto, trabaja para su tío en la Academia.

De nuevo, como siempre, los alocados agentes, entre broma y broma a Harris (a cargo de Nick fundamentalmente) meten la pata una y otra vez, pero esta vez hay una explicación: hay un topo en el grupo que está pasando información a la banda criminal y estos siempre se adelantan a la Policía. Las sospechas aparecen. Harris sospecha de Lassard y sus hombres y trata a toda costa de retirarlos del caso, mientras tanto los criminales ganan terreno. Hasta que, finalmente, nuestros chicos y chicas dan con un hilo del que tirar y llegan al sorprendente e increíble desenlace. 

La peli es un intento de Loca Academia de Policía 2 2.0, con un aire más moderno en los escenarios, en los coches patrulla, en los uniformes, aunque siguiendo el hilo clásico y sacando nuevamente el escenario de la instrucción académica para centrarlo en la persecución de unos criminales en otra comisaría, como había sucedido en la segunda parte de la saga. O sea, que es una especie de reedición de la segunda, pero con algunas modificaciones y más ficción/exageración. Tiene sus puntillos graciosos y para pasar un rato está bien, pero queda muy lejos de los grandes tiempos de la saga, y sigue faltando Mahoney, aunque se insista en mantener en su lugar a Nick Lassard y se recupere a un gracioso Fackler con más protagonismo incluso que el que había tenido en la última peli en la que había salido (la tercera, solamente en una o dos escenas). Las incorporaciones de la tercera y de la cuarta partes brillan por su ausencia, salvo en el caso de la señora Feldman (Billie Bird), que aparece brevemente en una ocasión. El resto todos desaparecen, no se recupera ningún recluta de los que las anteriores partes de la saga habían intentado sacar adelante (Bud Kirkland, Sweetchuck, Zed, Conklin, Nogata...) y se sigue manteniendo el plantel original con la gran ausencia, irremediable e insustituible, de Mahoney. 


Era el extremo intento de exprimir una saga que ya no podía dar más de sí, o al menos no a aquel ritmo, a una película por año, sin descanso, sin tiempo a tener ideas frescas que madurasen y diesen lugar a una entrega novedosa. Pero la sexta iba a ser la última peli de la ininterrumpida traca, aunque no la última de la saga. Aún quedaba una, pero para ésta sí se dejaría pasar unos años, ¿servirían para elaborar nuevas y frescas ideas? 

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