lunes, 24 de agosto de 2015

LOCA ACADEMIA DE POLICÍA IV: LOS CIUDADANOS SE DEFIENDEN



Tan sólo un año después de la tercera parte, en 1987, llegaba la cuarta entrega de la saga de la Loca Academia de Policía: los ciudadanos se defienden. En este caso la dirección venía de la mano de Jim Drake, pero las pautas iban a seguir siendo básicamente las mismas. 



El Comandante Lassard (George Gaynes) ha puesto en marcha un nuevo programa de defensa ciudadana, Ciudadanos por el Orden y la Paz (COP) y el Gobernador y el Jefe Hurst (George R. Robertson) le dan su apoyo, así que el proyecto sale adelante. Se trata de instruir a la ciudadanía para actuar en la prevención de delitos, y, una vez más, una fauna de lo más variopinto se presenta en la Academia para ser instruidos por unos personajes que ya de sobra conocemos. Los Sargentos Mahoney (Steve Guttenberg), Hightower (Bubba Smith), Jones (Michael Winslow), Tackleberry (David Graf), Hooks (Marion Ramsey) y la Teniente Callahan (Leslie Easterbrook) se ponen en marcha para sacar adelante el proyecto del buenazo de su Comandante. Pero, cómo no, aparece alguien que lo quiere echar todo por tierra, ¿quién? Harris (G.W. Bailey), el inflexible Teniente de la primera peli, que ahora reaparece, con el rango de Capitán, para hacerse cargo de la Academia mientras Lassard presenta su proyecto al mundo. Así, el odioso Mauser desaparece de escena, pero sólo para ser reemplazado por el "malo" original, el mítico Harris, que será de nuevo el blanco de todas las bromas de sus subordinados. El que no desaparece con Mauser es el Teniente Proctor (Lance Kinsey), que cambia de amo y ahora se convierte, ya definitivamente, en el lameculos de Harris, y por tanto en otro blanco importante de los bromazos de sus alocados compañeros. 

Junto al viejo reparto encontramos también, aunque brevemente, al Sargento Copeland (Scott Thompson), otro de los esbirros de Harris, y, siguiendo la estela de la anterior peli, a Sweetchuck (Tim Kazurinsky), Nogata (Brian Tochi), Zed (Bobcat Goldthwait) ahora convertidos en agentes de Policía encargados de apoyar la instrucción ciudadana. También veremos de nuevo, aunque muy brevemente, a la mujer de Tackleberry, la Sargento Kirkland (Colleen Camp) y a su hermano, Bud (Andrew Paris).

¿Y quiénes son los nuevos "reclutas", por así llamarlos? Esta vez no son cadetes, sino ciudadanos de a pie de cualquier condición, incluso ancianos, por lo que el abanico de posibilidades se dispara. Así, nos encontramos a Butterworth (Derek McGrath), la señora Lois Feldman (Billie Bird), al gigante Tommy "House" Conklin (Tab Thacker), Laura (Corinne Bohrer), Claire Mattson (Sharon Stone) y Kyle (David Spade) y Arnie (Brian Backer), dos monopatinistas gamberros que se escapan de las garras de Harris y de la cárcel a cambio de realizar la instrucción en el programa (esto nos suena un poco a los primeros pasos de Mahoney). De los cadetes de la anterior entrega, tan sólo nos encontramos a los que, por así decirlo, dan más juego: Nogata, Zed y Sweetchuck, el resto desaparecen todos, con lo que si en la tercera se pretendía introducir una nueva generación, el proyecto fracasa cuando ésta desaparece en la cuarta entrega, y sólo permanecen en su lugar los clásicos personajes que siguen fieles desde la primera entrega y que, a estas alturas, se han convertido ya en inevitables, en fundamentales para la saga. Loca Academia de Policía son Mahoney, Jones, Hightower, Tackleberry, Hooks, Callahan, Lassard... y poco más, porque Fackler, que se había mantenido hasta la tercera (aunque muy brevemente en la última) ahora desaparece definitivamente, y también su mujer, que en la anterior peli era cadete. Se mantiene, por unos minutos, a Copeland, pero con él no aparece su inseparable compañero, Blankes, al que ya no volvemos a ver. 

Aún así, se mantiene una gran parte del plantel de las anteriores pelis y se consigue un resultado muy digno y una comedia de calidad y muy entretenida con grandes momentazos (sobre todo las bromas pesadas a Harris, Proctor o a los nuevos y engreídos recién llegados por parte de nuestros chicos). Como es lógico, los nuevos son unos inútiles que parece que van a hacer fracasar al proyecto de Lassard, pero cuando se produce una fuga en la cárcel, los chicos y chicas de Lassard serán apoyados por este variopinto grupo de patrulla ciudadana para perseguir a los prófugos incluso en globo y avioneta en una espectacular exhibición aérea. Era más de lo mismo, pero aún resultaba gracioso y nada pesado, era la última gran película de una saga que, en principio, no daba para más, pero la realidad era muy diferente. La saga continuó siendo explotada y, apenas unos meses después, la quinta entrega vería la luz. Iba a ser una entrega muy diferente, con muchas ausencias y, sobre todo, con una muy importante. 


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