LOCA ACADEMIA DE POLICÍA II: SU PRIMERA MISIÓN
La Loca Academia de Policía de 1984 fue un éxito, así que la secuela no se hizo esperar y al año siguiente veía la luz la segunda parte de la franquicia "Loca Academia de Policía 2: su primera misión". En esta ocasión no fue Hugh Wilson el que se encargó de la dirección, sino Jerry Paris y el argumento dio un pequeño giro con respecto a la película original.
Seguimos en la misma ciudad, pero esta vez los cadetes que hemos conocido en la primera peli ya son todos unos agentes graduados preparados para afrontar misiones reales, o al menos algunos de ellos, porque para entonces ya se había podido comprobar quiénes eran los personajes que daban juego a la escena y de cuáles se podía prescindir. En este caso la acción no se desarrolla en la famosa Academia, sino en la comisaría del Capitán Pete Lassard, el hermano del bonachón Comandante Lassard. Una ola de crímenes asola la ciudad y el Jefe Hurst (George R. Robertson) ordena al Capitán Lassard (Howard Hesseman) hacerse cargo de la situación cuanto antes si no quiere perder su puesto. Entonces el Capitán Lassard llama a la Academia, a su hermano, el Comandante Eric Lassard (George Gaynes) para que le envíe a sus mejores hombres y así poder controlar a la peligrosa banda que gana terreno en la ciudad. Y, cómo no, Lassard le envía a su hermano a nuestros hombres: Carey Mahoney (Steve Guttenberg), Larvell Jones (Michael Winslow), Eugene Tackleberry (David Graf), Moses Hightower (Bubba Smith), Laverne Hooks (Marion Ramsey) y Douglas Fackler (Bruce Mahler). Así, de golpe y plumazo, salen de escena algunos de los cadetes de la primera película: George Martin, Thompson, Bárbara, Copeland, Blankes... cuyos personajes se dan por amortizados y se exagerarán las cualidades de los personajes que se han mantenido.

a su superior el bote de champú de la ducha por uno de pegamento, con los consiguientes resultados). Este tic bromista de Mahoney aún lo tendremos que ver más exagerado a medida que vaya pasando el tiempo. Lo mismo pasa con los ruidos de Jones, que adquieren una variedad sorprendente, y al que ahora se le añaden, además, capacidades de artes marciales que no habíamos visto en la primera película. También parece sufrir un potente incremento la fuerza del ya por sí fuerte Hightower o el mal carácter de la en principio tímida Hooks... Por su parte, Tackleberry encuentra a su alma gemela en su nuevo destino, la atractiva agente Kathleen Kirkland (Colleen Camp), que viene en cierto modo a sustituir a la Sargento Callahan de la primera peli y con la que el fanático de las armas terminará casándose.

del clásico gordito metepatas, que en la primera había sido Leslie Bárbara, en este caso lo vemos en el pellejo del comilón Vinnie Schtulman (Peter Van Norden) y al inflexible y malencarado Teniente Harris lo vemos reflejado en el papel del Teniente Mauser (Art Metrano), secundado por su lameculos particular, el Sargento Proctor (Lance Kinsey), que vendría a fusionar en un sólo personaje los papeles de Copeland y Blankes. Los perfiles, pues, son los mismos, pero con algunos nuevos personajes y con alguna variación. Por ejemplo, si en la primera peli Harris quería hacer fracasar a los nuevos reclutas para dar satisfacción al Jefe de la Policía, en esta ocasión es el Teniente Mauser el que tratará por todos los medios que los nuevos agentes fracasen en su empeño de detener la ola criminal. ¿Por qué? Porque el Jefe Hurst le ha prometido que si el Capitán Lassard no soluciona el problema, Mauser pasará a ocupar su puesto y, con él, claro, el inútil de Proctor. Y la verdad que Mauser no tendrá que esforzarse mucho, porque los nuevos agentes no se andarán con chiquitas en lo que a meteduras de pata se refiere. Si los comerciantes como el pobre señor Sweetchuck (Tim Kazurinsky) viven acosados y amargados por la banda criminal del chillón Zed (Bobcat Goldthwait), no lo estarán menos cuando nuestros hombres, llevados por una terrible confusión, le terminen con la tienda a punta de metralleta, sin dejar piedra sobre piedra.
Como era de esperar, las meteduras de pata de los agentes llegan a tal punto que el Capitán Lassard es destituido y el infame Mauser (que se gana a pulso la enemistad con Mahoney) es ascendido y puesto al frente de la comisaría. Y ahí viene lo interesante, porque Mahoney y su compañero de patrulla, Schtulman, también son sacados del servicio y, por su cuenta y riesgo, se unen al Capitán Lassard para poner en marcha toda una operación de infiltración en la banda de Zed. El problema viene cuando, en plena operación, Mahoney es descubierto y cae en manos de los criminales y todos sus compañeros se lanzan al rescate sin la aprobación de su nuevo jefe, el Capitán Mauser.

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